La democracia en las plazas
1
Los seres humanos podemos no envilecernos
La sociedad puede no humillar
La economía puede no destruir la vida
No hay necesidad ninguna
en esta demencial cuesta abajo
por la que podríamos no estar resbalando
2
Se comienza llamado boutique del pan a la tahona
y a la prostitución, relax
Así se acaba llamando inversores a los rentistas
y al capital, los mercados
Lo anterior no son observaciones filológicas:
es la historia de una degradación moral
3
No puede haber buenas instituciones
sin que haya buenos ciudadanos
No puede haber buenos ciudadanos
sin que haya buenas instituciones
La salida de ese círculo
es la lucha:
las luchas sociales
las luchas ecológicas
las luchas sindicales
las luchas feministas
las luchas libertarias
las luchas democráticas
las luchas sororales –disculpen por tener
que inventar ese término, pidan responsabilidad
al patriarcado—
sin que haya buenas instituciones
La salida de ese círculo
es la lucha:
las luchas sociales
las luchas ecológicas
las luchas sindicales
las luchas feministas
las luchas libertarias
las luchas democráticas
las luchas sororales –disculpen por tener
que inventar ese término, pidan responsabilidad
al patriarcado—
y las luchas fraternas
4
Separarnos
de eso en nosotros mismos que admira a quien se vale
de la pequeña ventaja para pisar al otro;
identificar en nuestra propia alcoba
lo que querría violar, robar, asesinar –y aislarlo;
discriminar con cierta nitidez
entre las representaciones que nacen de alguna sabiduría
y aquellas que concentran telebasura en cápsulas;
mirar de frente a los ojos
del sombrío hermano gemelo
que desea ceder, confortablemente dejarse caer
sobre el cojín de mierda;
y así
volvernos capaces de acampar
bajo el limpio sol nocturno
con los nuestros
5
El acróbata
ha tropezado con su propio traspiés
se levanta
izándose a sí mismo
a pulso
y continúa
avanzando sobre la cuerda floja
a ras de suelo
4
Separarnos
de eso en nosotros mismos que admira a quien se vale
de la pequeña ventaja para pisar al otro;
identificar en nuestra propia alcoba
lo que querría violar, robar, asesinar –y aislarlo;
discriminar con cierta nitidez
entre las representaciones que nacen de alguna sabiduría
y aquellas que concentran telebasura en cápsulas;
mirar de frente a los ojos
del sombrío hermano gemelo
que desea ceder, confortablemente dejarse caer
sobre el cojín de mierda;
y así
volvernos capaces de acampar
bajo el limpio sol nocturno
con los nuestros
5
El acróbata
ha tropezado con su propio traspiés
se levanta
izándose a sí mismo
a pulso
y continúa
avanzando sobre la cuerda floja
a ras de suelo
Jorge Riechmann (Entreser, 2021)
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