Cita en Brest Yo soy esa ciudad que te esperaba, sentí que me decía, y vi que con la tarde se escondía en los brazos abiertos de su rada. Mas soy una ciudad que se defiende de las lunas ajenas que me alumbran y de labios distintos que me ofenden. Así entré en la ciudad como viajero, inquieto y sorprendido, como un pájaro amando a media altura que busca entre la gente su consuelo. Y allí me acomodé con los sonidos que siendo familiares, las gaviotas que vuelan tierra adentro recorrían los sueños de mis mares. También reconocí que con el tiempo, olores y sabores nos reclaman la suerte o la desgracia del regreso y el gozo de encontrar otros lugares. Porque al fin no me quedo, pues la vida conoce su destino de ida y vuelta, metáfora del mar, vaivén de las mareas que arrastra la memoria del viajero y deja que se pierda en la nostalgia de lo que amó y perdió cambiando de caminos. |
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